jueves, 26 de marzo de 2009

DUALISMOS


Esta tarde he hecho lo que nunca se debe de hacer: dilatar demasiado en el tiempo la búsqueda del placer.

Tras visitar la exposición de pintura victoriana, dejaba fascinado lo que queda del antiguo palacio de Felipe V sin ninguna ambición de ver cualquiera de las otras atractivas exposiciones que se ofertaban en el Prado.


En cambio, tras satisfacer mi apetito y mi gula en uno de mis restaurantes favoritos, decidí completar mi “educación inglesa” y pagué por ver por fin Slumdog millionaire, la última película de Danny Boyle, con la que contaba con diversas garantías de que me gustase.


Pues bien, no fue así. Tras algo menos de veinte minutos de proyección abandonaba la sala, algo que no recuerdo haber hecho desde que, con 12 años o menos, mi abuela me sacaba de los Cines Rex de la Ciudad del viento, en la que se proyectaba la soporífera adaptación cinematográfica de Bajarse al moro.


¿Qué puedo y qué quiero decir de lo poco que he visto esta tarde? Sensación de tristeza y de traición. Sabía que Boyle es el típico flipado british postmoderno pero sus películas, (todas) siempre me han encantado. No es que Slumdog Millionaire no tenga la misma calidad en la puesta en escena, al contrario, pero el envoltorio no es la carne y algún producto en mal estado que me ahorro describir ha aparecido bajo este. Añadiré solo dos preguntas: ¿Qué impulsos vitales llevan al inglés a narrar una historia que nunca entenderá por ajena a nuestra cultura aún siendo universal? ¿Por qué no ha buscado esa universalidad en su propia Inglaterra en vez de hacer hablar a Indios en inglés con un acento indeterminado? Repito, Trístemente, Boyle también se ha vendido a la cultura de la globalización y yo lo borro de la lista, (espero esto de un bellaco como Michael Winterbotton o de una Chus Gutierrez, por citar otro ejemplo cercano, pero nunca de Boyle).


Está claro que visionar una película como Pasaje a la India, de David Lean debería de ser obligatorio en todas las escuelas británicas.


Llegaba a casa y veía para desintoxicarme lo que aparentemente iba a ser “otra mierda de siempre”. Las imágenes de The Nines me atraían desde el principio. Durante todo la película he disfrutado realmente, he sido sorprendido con algo no tan lejano de mi universo, (reconozco que algo desquiciado). No voy a contar mucho más sobre la estupenda película de John August, porque destriparla sería imperdonable, pero como los que me conocen saben bien que me gusta meter el dedo en la llaga añadiré una reflexión tardía sobre Los abrazos rotos, que podría aplicarse igualmente en detrimento de The Nines.


Esta mañana leía mientras desayunaba que Los abrazos rotos no estaba haciendo todo el dinero que se habría esperado de una película de Almodovar. Tal vez las películas sobre el espectáculo dentro del espectáculo, especialmente del cine dentro del cine, caminan por el filo de la navaja cuando tenemos tendencia a mirarnos el ombligo. Películas como All about Eve o Cómicos en el cine clásico y Network en el postclásico o Showgirls en el postmoderno son modélicas en el arte de, digamos, no molestar al espectador con situaciones y tecnicismos del nuestros mundos del espectáculo que en cambio Los abrazos rotos contiene en abundancia, (y que no contenía, por ejemplo La mala educación). Esto junto con la falta de “almodovarismo” de la que escribía ayer y los “Tamales de Novas”, (y dos o tres cabos sueltos de su personaje clave), pueden haber inclinado la balanza de espectadores hacia una película más sincera e igualmente buena como Gran Torino.


Defraudado por Slumdog Millionaire, todavía bajo la fascinación de Los abrazos rotos, solo puedo decir… ¡Larga vida a los Nueves!

2 comentarios:

Josito Montez dijo...

Yo no me enfado porque dé su opinión, hombre. Sólo me pongo rebelde cuando me regaña, jejejej.
Me ha gustado mucho su artículo y espero que este nuevo impulso bloggero le dure.
Por cierto, intrigado estoy con la inclusión de esa foto del señor Johansson. ¡A eso se le llama contraprogramar!

Eduardo Fuembuena dijo...

Su mensaje me coge revisando la película Gothic en memoria de nuestra N.R. Diós mío, qué mala es! Mala y al mismo tiempo hermosa. Fijese: otro dualismo.

La inclusión de la foto digamos que ha sido meramente oportunista, pero es que no quería incluír ninguna foto de las películas de las que hablo y la interpretación de Ryan Reynolds en The Nines me ha impresionado vivamente, (sobre todo despues del primer episodio).

Espero impaciente su artículo de mañana, por desgracia, creo que mi estrella se apaga y mi vena se agota.

Saludos.