miércoles, 20 de mayo de 2009

"PESADILLA EN ELM STREET 2 . LA VENGANZA DE FREDDY” (1985). ASPECTOS HOMOERÓTICOS EN UNA PELÍCULA DE TERROR PARA ADOLESCENTES YANKEES. (y II)

Desde la primera secuencia en la casa ya hemos advertido el uso de insertos, algunos hasta soeces, pero que funcionan como perfectos indicadores, (el tomate ROJO, los huevos en la sartén, los discos, las miradas fuera de campo).
Enseguida, tras la puerta roja de la casa, aparece Lisa, la que pasa por ser la novia de Jesse y juntos se acercan al coche azul de Jesse.

Más importante es la “intervención cromática” que Sholder elige para transmitir la psicología, (cambiante) de los personajes y de sus intenciones, (conscientes o no). Así, la casa de Elm Street está decorada en tonos verdosos y neutros poco saturados, como lavados pero... ¡Oh invención! la puerta de acceso está pintada de un rojo profundo, como puerta al horror o a los deseos sexuales no consumados.


Enunciamos que la puesta en escena se marca sobre todo en el vestuario de los personajes y privilegia un uso extenuante del color rojo y su simbología, enfrentado a los azules. Queda claro que el rojo se usará para sugerir los deseos homosexuales y los azules para señalar la “normalidad” de lo straight. Así a Jesse se le mostrará normalmente con ropas en tonos azules y solo de rojo en los sueños y cuando su deseo se enciende y hace evidente, (por ejemplo, cuando durante el sueño en clase una serpiente pitón se le enrosca). A Grady se le mostrará siempre de rojo, como objeto de deseo de Jesse. En realidad con cada personaje, hasta con el simple figurante, se puede aplicar esta simbología del color y no exagero un ápice.


Otro aspecto destacable es el sadismo, que se da no solo en Freddy/Jesse, sino también en el padre y en el entrenador Schnaider, que castiga a Jesse y a Grady a una interminable tanda de flexiones, durante la que Grady espeta entre bromas que han sido castigados porque Jesse es “del tipo” de Schneider. Después de que se les levante el castigo y mientras comparten una ducha, Grady no ahorra a Jesse ninguna pregunta en relación a sus “circunstancias”. En cambio, en otra de las sucesivas escenas de duchas que comparten, Grady le preguntará a Jesse si recuerda lo que sueña a lo que este llegará a contestar con ojos candorosos: “Solo los húmedos”.


Enseguida se vuelve a hacer noche en la casa de Elm Street. La temperatura es infernal y los objetos se derriten y funden, (de nuevo Dalí). Vuelve a aparecer Freddy Krueger que tras jugar con Jesse en sus lugares comunes de la casa, (el sótano, a pié de la escalera), le hace el ofrecimiento del “pacto”: “tú tienes el cuerpo y yo el cerebro”. Jesse encontrará el guante de cuchillos envuelto en un trapo azul: testimonio de que con este puede "cortar" sus deseos homoeróticos.


En este sentido, todavía es más interesante la siguiente secuencia nocturna en la que Jesse pasa del sueño a un estado de realidad no concretada por medio de las sensaciones térmicas, que han agobiado ya desde la primera secuencia a toda la familia Walsh. El calor infernal se convierte de repente en un frío helador, cuando Jesse baja las escaleras de la casa de Elm Street, (todavía viste de azul). En la siguiente escena lo vemos de nuevo con camisa abierta (roja) buscando el calor en un bar de ambiente, (que parece sacado de “El ansia”), el mismo en el que Grady rumoreaba haber visto entrar al entrenador Schnaider. Es precisamente este, vestido de leather en medio del sofocante rojo, el que le agarra del brazo a Jesse. Desde allí, sin continuidad, Jesse llega a la cancha del instituto por un recodo teñido de luz roja de esta. El entrenador le ordena que tome una ducha mientras en la habitación contigua prepara un quit de látigos y otros juguetes eróticos para el esperado acto sexual. El personaje abiertamente homosexual pagará bien cara sus intentona, ya que el guante de Freddy aparece entre vapores y lo desgarra, el mismo guante que aparece a continuación en la mano de Jesse… Al final de la secuencia Jesse, desnudo, es llevado a casa por dos policías, (interesante la sensualidad de ébano y el silencio perturbador de uno de ellos, con un sospechoso profiláctico plástica a modo de protección sobre la gorra del uniforme, (ahora llueve).


Especialmente articulada se presenta en el sentido cromático la larga secuencia de la barbacoa: El espacio está saturado de azul en todo, las sillas, los platos, la gran mancha acuosa de la piscina… En la barbacoa, un muchacho con un gran gorro rojo. Jesse aparece vestido de azul. Lisa, su novia que le ha ayudado a desentrañar la historia de Freddy Kruger que obsesiona a Jesse, se lo lleva al vestuario de la piscina y todo parece indicar que se va a producir el acto sexual, pero… ¡Oh sorpresa! Cuando Jesse está sobre Linda, que lo estrecha fuerte, (violenta), una canción de Pet shop boys, (definitivamente gay), comienza a sonar dietéticamente, cada vez más sonoramente y Jesse comienza a transformarse en Freddy. De su boca sale una larguísima lengua del color del glande, a lo que Jesse reacciona, lógicamente, horrorizado. Jesse es incapaz de proseguir y huye para refugiarse,-vaya- en el dormitorio de Grady que, -casualmente- no ha asistido a la fiesta. Tras lanzar un torrente de dudas y temores inconexos, que Grady no entiende sino como una forma de echarle los tejos, este accede finalmente al ruego de Jesse: “sólo vigílame mientras duermo”. Para más inri, Jesse duerme sobre un sofá azul mientras que Grady no ha salido ni un instante de sus sábanas rojas. El deseo no ha sido consumado y hay que matarlo. Así que Freddy rompe literalmente a Jesse, como Cronenberg visualizaría años después en "Almuerzo desnudo", para salir de él y rasgar con su guante el bello torso de Grady. En un abrir y cerrar de ojos, ante el cadáver de Grady queda solamente Jesse… y su guante de cuchillos. Como no podía faltar en este tipo de cine, Sholder juega con el recurso de los reflejos dobles en espejos y Freddy se asoma desde el otro lado, (¿O es Jesse quien se refleja en Freddy?). El joven huye ahora alarmado a la fiesta adolescente y en presencia de Lisa, al sentirse de nuevo acosado por la curiosidad de ella, vuelve a transformase en Freddy. Pero la chica sabe rehuirlo y enfrentarlo o el monstruo no termina nunca de poder herirla. Así que Freddy/Jesse va a saciar sus ansias de venganza a la piscina, donde el agua ya hierve. Se sucede la climática matanza. Un muchacho, que viste completamente de azul eléctrico, se le aproxima y trata de calmarlo, pero como castigo no es cortado sino arrojado al rojo fuego… Lisa regresa y el miedo vuelve a aparecer en los ojos de Freddy, en los que ella reconoce los de Jesse. Jesse/Freddy escapa.


Estamos cerca del desenlace que tendrá como escenario la fábrica, como organismo vital de Freddy Krueger, ya que entre sus muros coloreados ahora de rojo y azul cometía sus crímenes. Lisa acude en busca de Jesse cuando las hormigas salen de sus miembros, justo donde Freddy/Jesse había mordido durante el ataque. Ella las barre con la mano, (otra vez Buñuel y su idea del deseo no consumado) y no se da por vencida, toma la iniciativa, se implica y resuelve el conflicto con un beso a Freddy que lleva al monstruo a autodestruirse inmolándose en el rojo fuego. De la carne carbonizada resurge de nuevo Jesse preparado para la vuelta a la “normalidad” y dispuesto a ser alienado. El azul aniquila definitivamente al rojo en el cuadro cuando Jesse abraza a Lisa.


Estos son solo algunos aspectos, los más formales, (pero jugosos), para una lectura homoerótica de la película. Queda por preguntarse si definitivamente son todos estos conscientemente buscados. La respuesta podría estar en el casting de Mark Patton, que años después cuenta como los productores de la película se dirigieron a él para audicionar, siendo abiertamente gay, y como una vez en el set, todos los miembros del equipo conocían su condición homosexual. En cuento a Sholder, muchos elementos temáticos de "Freddy revenge", tendrán continuidad en "The Hidden" su sucesiva película, con un tratamiento mucho más refinado dentro de un tema equivalente, viniendo a demostrar una vez más las tendencias homoeróticas dentro del cine de terror.

"PESADILLA EN ELM STREET 2 . LA VENGANZA DE FREDDY” (1985). ASPECTOS HOMOERÓTICOS EN UNA PELÍCULA DE TERROR PARA ADOLESCENTES YANKEES. (I)


Tenía recuerdos demasiado vagos de “Pesadilla en Elm Street 2. la venganza de Freddy” por la mala calidad del VHS que alquilé y por que con trece años me dejé llevar más por la primera parte de la serie, la película original entendida como una obra cerrada en sí misma y, sobre todo, por la cuarta parte, en la que Freddy tiene una presencia casi continua.

La segunda película de Pesadilla en Elm Street, representa un islote aislado dentro de la serie, ya que Wes Craven “fundará” la franquicia solo a partir de la tercera entrega, obviando esta secuela y sin que ninguna parte relevante de la misma tenga presencia en las sucesivas cinco películas. En realidad, poco tiene “Freddy revenge” del mundo fantasioso y “onírico dado la vuelta” bien entendido por Wes Craven, si no son dos o tres elementos que rescatan la imaginería de la casa de Elm Street y resultará una enésima revisitación del mito de Fausto, después de Jekyll y Hyde, Dracula o Dorian Gray, a pesar de algunos elementes extraídos de hits del Terror como "Amityville", "El exorcista" y hasta de "Los pájaros", que quedan como oscuros lunares y desmerecen de este drama psicológico. Digamos que “Freddy Revenge” sería Buñuel a lo que las otras seis películas Lynch.

Ya desde el comienzo con el resalto de “Nightmare” en letras rojas por encima de “Elm Street” y “Freddy revenge” se nos adelante que el interés de los factores del mismo no está en Freddy, ni en Elm street, sino en presentar una pesadilla en sentido ampliamente romántico.

La luz de la película emerge sobre todo del protagonista, Mark Patton, un actor que ganó el rol a algunas estrellas de hoy, un rol que vale por una carrera, la misma que le costó su interpretación, demasiado buena, y aquí aparecer otra dicotomía que marca la película: Sin alguien como Patton la transmisión de esos aspectos homoeróticos que vamos a intentar señalar hubiese resultado ininteligible; pero el público no esperaba (ni demandaba) calidad interpretativa, y aquí nos introducimos en la materia.

Pienso que el asfixiante transfondo homoerótico que contiene la película de Jack Sholder se hace mucho más tangible por las miradas torridas de Jesse, (Mark Patton) y sus arrebatos over the top que por toques como el bailecito en su habitación, decididamente gay. Ya en la secuencia (onírica) de presentación, dentro de autobús escolar, llama la atención el aspecto casi cadavérico y sin embargo sudoroso del protagonista, con su presencia andrógina de estrella GLAM y psique torturada. Unos asientos más adelante, dos petardas no dejan de comentarle entre ellas. El bus comienza a aumentar su velocidad. La inquietud surge. Tras una carrera desenfrenada por la ciudad de Springwood y de allí al desierto, el cielo se oscurece la tierra arenosa se hunde bajo el bus escolar y surgen tres pilastras naturales de piedra, falos, que parecen sacados de algún cuadro de Dalí, sobre las que queda suspendido el bus. Entonces el rayo eléctrico, que da la vida, castiga su cubierta, como cuando Frankenstein creó a su criatura. Solo entonces el conductor del autobús, que no es otro que Freddy Krueger, se alza amenazando a los estudiantes hacinados al fondo el bus, con su sempiterno guante de afiladas garras metálicas. El bus va perdiendo su equilibrio entre dos falos de piedra y Jesse se acerca a Freddy para afianzarlo: El monstruo de la mente de Jesse ha nacido. A partir de entonces la película podría haber funcionado incluso mejor, sin Robert Englud haciendo de Freddy y el propio Patton desempeñando el doble rol, e incluso me aventuraría a afirmar que bajo el grueso maquillaje muchas veces está Patton y no Robert Englud.

En realidad, el psicópata asesino en serie Krueger, luego convertido en poderoso demonio nocturno, no es más que una excusa para la obsesión de Jesse; la historia de los que sufrieron por el monstruo, incluso murieron en su propia casa, solo es la chispa del rayo para encender el ser íntimo de Jesse. Entonces, la conjunción de la obsesión y las debilidades propias… ¿No podrían ser la puerta para la aparición del psicópata, que con sus crímenes aliviase el sufrimiento que le provoca una identidad sexual no admitida?

En la habitación de Jesse, el adolescente, predominan las formas fálicas, con la omnipresente raqueta, en la cabecera de la cama. Amanecemos en la realidad. Jesse se levanta de la cama. Solamente un fino calzoncillo tapa sus miembros sexuales, (que veremos en la siguiente secuencia cuando durante una pelea con Grady, su compañero-confidente, este le baja los pantaloncitos de fútbol). Conviene resaltar que durante ¾ partes del metraje Jesse muestra alguna desnudez corporal. Jesse baja a desayunar. En la cocina nos encontramos el clásico desayuna american way of life. La discreta presencia de Hope Lange como la madre del protagonista afianza la lectura camp. El personaje del padre, (sin bien no está demasiado desarrollado), trata a su hijo como una proyección de si mismo y de sus confusos deseos homoeróticos soterrados, que la mujer-madre termina siempre de ahogar. Afortunadamente esta trama Padres-hijo queda a la sombra de la trama principal de la identidad sexual y se nos ahorra el conflicto generacional. Otro apunte interesante está en el personaje de la hermanita de Jesse, siempre punzante y ostentosamente femenina aún en su niñez. Su presentación la muestran embutiéndose en los dedos de una mano unas largas uñas, (rojas) que ha encontrado en su caja de cereales, bajo la aterrada mirada de Jesse.

viernes, 15 de mayo de 2009

DÉJAME ENTRAR



Huyo de cualquier manifestación artística cuando suena ruído alrededor. Así, probablemente he perdido la oportunidad de ver, por el momento, de sentir, tocar o escuchar ciertas cosas de valor.


Sin embargo, esta vez me dejé conducir por mi intuición a una sala de cine para ver DÉJAME ENTRAR, (Låt den rätte komma in), película escrita por John Ajvide Lindqvist en la que Tomas Alfredson ha encontrado material para plasmar lo sublime.


No diré mucho más, prefiero comulgar con ella, solamente comentaré algo en lenguaje poético, el más acertado para referirse a esta obra: este a modo de cuento cruel, (y perverso) es como una tabla preciosa llena de matices, de texturas, de veladuras. Aún se advierte aquí y allá algúna mancha, algún craquelamiento que nos devuelve a la tierra y nos hace recordar que el cine es un arte manual.


Decía que esta película casi nos hace contemplar la belleza ideal, esa que está en nuestros cerebros y nuestros corazones.

jueves, 30 de abril de 2009

17


Es definitivo, ha sido una de las cosas más extrañas de los últimos años. Acabo de volver de ver en un cine del centro 17 AGAIN, (si, lo se, estoy muy enfermo). Primer día de proyección, primera sesión y no he visto absolutamente a NADIE en la sala, (será solo porque era una sala VOSE y estoy en España?).


Los que me conocen conocen también mi debilidad por el joven actor Zac Efron que en esta, su última película estrenada, (no canta pero si juega al basket), enseña bien sus armas, armas que han hecho que veamos ya sobre su cabeza la corona que un día llevaron James Dean (y Tab Hunter), Troy Donohue, (los Bottons), Tom Cruise y Leonardo di Caprio.


La película, (buena), es en este caso lo de menos. Reconozco que entre plano y plano de Zac me he enterado de bastantes cosas, a pesar de que la verosimilitud de todo el artefacto camine sobre pies de barro, (y no por la tipología “Yo solía ser…” a la que la película “17” se adscribe). Pero si ignoramos deliberadamente esto y aceptamos lo tramposillo de la premisa, veremos que los personajes viven, las tramas están bien ardidas, las situaciones (cómicas) son acertadas, los diálogos brillantes y contiene algunos gags realmente tronchantes, (casi todos los que ven juntos a Ned, -un gran Thomas Lennon- y a Mike, (Zac).


La película es muy simple e inocente, no pretende ser más de lo que muestra, pero ejemplifica muy bien ese postmodernismo baldío de la actual década, que tan acertadamente resumió el gran Josito Montez el último lunes. Tal vez por ello, resulta simpático ver los homenajes más o menos velados a frutos de la postmodernidad como a la saga de Regreso al futuro, a Big, a Viceversa y a algunas películas de John Hughes, (lógicamente, las que menos).


El final está muy bien resuelto, siempre utilizando en la puesta en escena el recurso de los breves flash del pasado que vuelven en el momento presente, lo más notable de la película, y te deja con una sensación de melancolía de los 17 años.

Para los temerosos diré que a pesar de la Disney, de Zac Efron, del color rojo en todo, la única concesión a la horrenda franquicia High School Musical es un número, casi al final del metraje, que se localiza en la pista de una cancha de baloncesto, (e incluye a dos locas anabolizadas).


Una película óptima para disfrutar solo, en compañía de tú pareja, de un amigo, de tú grupo de amigos o de todo la familia y si es en una situación tan absurda como la que me ha tocado a mí mejor.

NOTA ¿Por qué en el cartel español le han quitado las Ray ban a Zac?

Parisina. Nueva Grabación sonora.


La siempre inquieta casa editorial de Bologna BONGIOVANNI acaba de anunciar la inminente publicación oficial de una grabación de PARISINA, Tragedia Lirica en 4 actos de Gabrieleannunzio. Música de Pietro Mascagni. Esta se esperaba al menos desde hace 15 años y, valga la redundancia, llega en el momento más inesperado.

El registro sonoro proviene de una de las funciones que se dieron en la Opera di Roma, entre diciembre de 1978 y Enero de 1979, por voluntad del Maestro Gianandrea Gavazzeni. No olvidemos que el Maestro chocó en esa ocasión contra un coro de desinformadas y obtusas voces que, ante la perplejidad de un Mascagni diatónico y refinadísimo, bien poco dejaron escuchar de la música de la innovadora partitura, (al menos la que no se había cortado).

Se recuerda que algún crítico con buenas intenciones, (creo que fue el finísimo Cesare Orselli), comentaba que Gavazzeni dirigía con la batuta en alto "como si batallase".

Se apuntaba antes, ante la rexhumación de la opera, que había sido estrenada en la Scala en diciembre de 1913, solo unas semanas antes del estallido de la Gran Guerra, el Maestro Gavazzeni decidió cortar una tercera parte de la ímproba partitura, dejando la duración de la ejecución en unos 150 minutos de música, aunque restituyó el 4 acto, cortado por el propio Mascagni después de la primera representación para "aligerar" la velada, donde, como el propio Gavazzeni afirmó "crece la potencia del genio".
La impresión general de la audición de la grabación de 1978 es de desconcierto, ya que no se llega a comprender como un maestro tan exquisito y sabio como Gavazzeni haya podido mutilar sin piedad una partitura que es de inspiración alada en muchas de las partes por donde las tijeras ha pasado. Será que creió que la estructura "formalmente informal y abierta de la partitura", como él mismo la había definido, se lo hubiese permitido.... Pero lo que sorprende, (y molesta más) es como Gavazzeni varia los tiempos acelerándolos absurdamente en muchas páginas, como si quisiese pasar estas con rapidez para llegar a las que más le interesan, (la "frase" de Galassia en el Tercer acto y todo el cuarto acto)

Un reparto solvente, una orquesta en estado de gracia con la que el Maestro interviene positivamente en los colores de la partitura, (a pesar de los desenfrenados tiempos marcados) y un buen coro permiten hacerse una idea de como es esta Parisina, aunque todavía se espera una oportuna recuperación de la obra en una edición más completa, (se puede dejar la duración de la ejecución de la obra en unos 200 minutos sin dañarla demasiado), con un cast adecuado, (si se encontrasen los cantantes para tal misión) y un director a la altura del reto.
Se espera y se desea que la grabación de Bongiovanni, (vertida en dos discos compactos), tenga un sonido estéreo aceptable, algo probable ya que Bongiovanni tiene acceso a los archivos de la RAI y la ópera fue transmitida y grabada por la RAI de Roma.

Buena escucha!

NOTA Vuelvo a colgar aquí los link para la descarga directa de la ópera en la versión más o menos completa de la RAI de Milano, en 1976, con buen sonido estéreo.

http://rapidshare.com/files/47950793/MASCAGNI_PARISINA_URBINI_1976_3.rar
http://rapidshare.com/files/47960387/PARISINA_URBINI_1976_1.rar
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viernes, 10 de abril de 2009

BEVERLY HILLS MADAM (1986)


Después de tanto tiempo, encontré esta joya rebuscando en una caja de VHS aún precintados y gracias a un amigo ya está pasada a DVD para la posteridad.
Campeona de las películas malas de serie Z de los 80 Beverly Hills Madam se beneficia de unas tramas bien ardidas por la especialista Nancy Sackett, siguiendo la estela de los libros de Jacqueline Susann y plagiando más o menos descaradamente aspectos de alguno de estos.

La grandeza de esta película es que en la historia se normaliza la perversión e inclusa la perversidad, sin ningún tapujo, dentro de una trama delirante y un repertorio de frases tópicas en los diálogos, abiertamente escandalosos, aunque no se les puede negar su sinceridad.

Una puesta en escena desangelada, unos escenarios exquisitos, (dentro del gusto californiano, se entiende), canciones ochenteras y unas interpretaciones memorables de la criatura camp Melody Anderson y de la gran Faye Dunaway parodiándose a sí misma en Mommie dearest completan la función.

Como curiosidad diremos que Louis Jourdan sigue estando bueno 50 años después.
¿Para cuando el remake?

martes, 7 de abril de 2009

MARI TRINI (1947-2009)


Ojalá estés ya con tú buen Dios.

Nosotros seguiremos aquí con tus canciones...

jueves, 26 de marzo de 2009

DUALISMOS


Esta tarde he hecho lo que nunca se debe de hacer: dilatar demasiado en el tiempo la búsqueda del placer.

Tras visitar la exposición de pintura victoriana, dejaba fascinado lo que queda del antiguo palacio de Felipe V sin ninguna ambición de ver cualquiera de las otras atractivas exposiciones que se ofertaban en el Prado.


En cambio, tras satisfacer mi apetito y mi gula en uno de mis restaurantes favoritos, decidí completar mi “educación inglesa” y pagué por ver por fin Slumdog millionaire, la última película de Danny Boyle, con la que contaba con diversas garantías de que me gustase.


Pues bien, no fue así. Tras algo menos de veinte minutos de proyección abandonaba la sala, algo que no recuerdo haber hecho desde que, con 12 años o menos, mi abuela me sacaba de los Cines Rex de la Ciudad del viento, en la que se proyectaba la soporífera adaptación cinematográfica de Bajarse al moro.


¿Qué puedo y qué quiero decir de lo poco que he visto esta tarde? Sensación de tristeza y de traición. Sabía que Boyle es el típico flipado british postmoderno pero sus películas, (todas) siempre me han encantado. No es que Slumdog Millionaire no tenga la misma calidad en la puesta en escena, al contrario, pero el envoltorio no es la carne y algún producto en mal estado que me ahorro describir ha aparecido bajo este. Añadiré solo dos preguntas: ¿Qué impulsos vitales llevan al inglés a narrar una historia que nunca entenderá por ajena a nuestra cultura aún siendo universal? ¿Por qué no ha buscado esa universalidad en su propia Inglaterra en vez de hacer hablar a Indios en inglés con un acento indeterminado? Repito, Trístemente, Boyle también se ha vendido a la cultura de la globalización y yo lo borro de la lista, (espero esto de un bellaco como Michael Winterbotton o de una Chus Gutierrez, por citar otro ejemplo cercano, pero nunca de Boyle).


Está claro que visionar una película como Pasaje a la India, de David Lean debería de ser obligatorio en todas las escuelas británicas.


Llegaba a casa y veía para desintoxicarme lo que aparentemente iba a ser “otra mierda de siempre”. Las imágenes de The Nines me atraían desde el principio. Durante todo la película he disfrutado realmente, he sido sorprendido con algo no tan lejano de mi universo, (reconozco que algo desquiciado). No voy a contar mucho más sobre la estupenda película de John August, porque destriparla sería imperdonable, pero como los que me conocen saben bien que me gusta meter el dedo en la llaga añadiré una reflexión tardía sobre Los abrazos rotos, que podría aplicarse igualmente en detrimento de The Nines.


Esta mañana leía mientras desayunaba que Los abrazos rotos no estaba haciendo todo el dinero que se habría esperado de una película de Almodovar. Tal vez las películas sobre el espectáculo dentro del espectáculo, especialmente del cine dentro del cine, caminan por el filo de la navaja cuando tenemos tendencia a mirarnos el ombligo. Películas como All about Eve o Cómicos en el cine clásico y Network en el postclásico o Showgirls en el postmoderno son modélicas en el arte de, digamos, no molestar al espectador con situaciones y tecnicismos del nuestros mundos del espectáculo que en cambio Los abrazos rotos contiene en abundancia, (y que no contenía, por ejemplo La mala educación). Esto junto con la falta de “almodovarismo” de la que escribía ayer y los “Tamales de Novas”, (y dos o tres cabos sueltos de su personaje clave), pueden haber inclinado la balanza de espectadores hacia una película más sincera e igualmente buena como Gran Torino.


Defraudado por Slumdog Millionaire, todavía bajo la fascinación de Los abrazos rotos, solo puedo decir… ¡Larga vida a los Nueves!

miércoles, 25 de marzo de 2009


Y como nunca una viene sin dos, ("dos rallas, dos hombres, dos tetas, dos cabalgan juntos, dos en la carretera...") esta noche caerá esta película de Ken Russell, justamente la primera de entre las suyas que vi y por donde comenzó mi obsesión british e iconoclasta

Valentino, seguramente el Ken Russell más infravalorado de los 70, ha aparecido hoy en DVD en los comercios de España. Aunque el trasfer es de indudable calidad y se presente en VO y con el doblaje español original, no incluye subtítulos ni extras.

LOS ABRAZOS ROTOS


Esta película me ha fascinado más de lo que podría haber imaginado cuando compraba la entrada y aún antes.

Durante una de las escenas, justo la que recoge la imagen de encima, a mi memoria volvían unas pocas palabras inconscientemente pronunciadas por mí mismo durante una comida en un caluroso polígono, el verano pasado: "El arte parece malo", sentencié ante dos decoradores con goya. Mi snobismo, siempre roto por mí aceptada humillación, (de entonces y de ahora) y mi reconocimiento absoluto de los méritos de esta película valgan para absolverme.

Dudo mucho que Los abrazos rotos contente al espectador medio almodovariano, un patrón de espectador que por desgracia conocemos muy bien en este país. No por nada, el público de la sesión de tarde de la que acabo de regresar parecía desaletargarse solamente en el epílogo de la película, en el que el director se auto-parodia bien conscientemente, reuniendo todos los clichés de su cine, esos mismos que ostentaba su lamentable cortometraje, estrictamente coetáneo La concejala antropófaga, (¿Una campaña publicitaria bien ardida de cara al auténtico mazazo que supondría la película para ese espectador almodovariano?)

El caso es que cuanto menos almodovariana se hace la película más personal parece ésta y crece la potencia del genio. En este sentido, indudablemente ha contado en el éxito de la película la participación de Rodrigo Prieto como Director de fotografía y de Antxón Gómez como decorador. Almodovar ha aprendido con ésta película que menos es más. No solo la planificación sigue siendo, como en La mala educación invisible y los ambientes menos abigarrados de lo acostumbrado en su cine, sino que ha logrado lo que solamente los grandes de verdad lograron: Que el tiempo fílmico se detenga, se estire infinitamente y nos lleve con él como en una placentera ensoñación.

Pero lo más importante es que, tal vez por primera vez, Almodovar ha demostrado una auténtica sinceridad al reconocer sus modelos fílmicos, en esta ocasión: Hitchcock, De palma, Malle, Zulueta, Rossellini, Fellini o Bergman, algunas de cuyas películas "escucha" cual Borges, Harry, el personaje de Homar, o son nombradas durante el metraje. Y si no se menciona a Antonioni al menos se saca a relucir un libro de Tonino Guerra, el guionista del cineasta de Ferrara, porque sin el cine de Antonioni no se entendería una película como esta, ni tendría a penas razón de ser, (se piensa en La aventura, Identificación de una mujer y, sobre todo en Blow Up).

Ni que decir que los actores y actrices están soberbios, con especial mención a Lluís Homar, antológico y a Blanca Portillo, que Almodovar a trabajado como una auténtica sosias de Glenda Jackson. El único lunar que afea la labor de conjunto es el muy deficiente Tamal Novas en un papel clave.
Se me perdone lo apresurado de esta entrada, pero he preferido escribir casi sin pensar, llevado por mis impresiones tras volver a casa tras el visionado.
Mis sinceras felicitaciones y toda mi admiración a los factores de esta gran película.

lunes, 26 de enero de 2009

ON KEN RUSSELL, (y II)


Actualización: Chequeo el vídeo y compruebo que no aparece visible, así que lo vuelvo a colgar . En cualquier caso puede encontrarse en el enlace, que no se donde aparecerá visible y por eso lo meto aquí.

En respuesta al inimitable Montez, el corte que se encuentra en el minuto 4.18 es parte de una secuencia onírica de la película para televisión, (remontada para salas de cine de Estados Unidos y Japón), LADY CHATTERLEY, (1993). Costance Chatterley (Joely Richardson) trata en vano de salvar de las aguas a su esposo, un James Wllby entre nenúfares. Poco antes, hemos podido ver un plano de la primera parte de la secuencia, que muestra a Lady Chatterley sobre un corcel negro, recorriendo una senda flanqueada por soldados muertos en la Gran Guerra, en la pose de un San Sebastian.LADY CHATTERLEY no es que sea lo mejor de Russell, pero es sin duda la adaptación más fina de los libros de D. H. Lawrence sobre el personaje y constituye un logro muy superior a la absurda y sin embargo plagiadora adaptación gabacha de Pascal Ferran, también hecha para televisión y posteriormente estrenada comercialmente en salas de cine.Como se sabe, Russell tuvo la oportunidad de adaptar a D. H, Lawrence con anterioridad en dos ocasiones: WOMEN IN LOVE, (1969) y THE RAINBOW, (1989). Estas películas contienen en mayor medida esa vitalidad entre sexual y espiritual, nunca una sola cosa, de Lawrence que solo Russell supo transmitir en la pantalla.

On Ken Russell

Queridos todos,

Os dejo un pequeño documental que he encontrado sobre el gran Ken Russell.

Estos diez minutos de imágenes de insólita fuerza constituyen una estupenda introducción al mundo fílmico del cineasta y director de escena inglés y muestran como Russell ha influído, sin duda, en algunos de los discursos del lenguaje audiovisual actual.

¿Qué tal algo de Ken Russell?