jueves, 30 de abril de 2009

17


Es definitivo, ha sido una de las cosas más extrañas de los últimos años. Acabo de volver de ver en un cine del centro 17 AGAIN, (si, lo se, estoy muy enfermo). Primer día de proyección, primera sesión y no he visto absolutamente a NADIE en la sala, (será solo porque era una sala VOSE y estoy en España?).


Los que me conocen conocen también mi debilidad por el joven actor Zac Efron que en esta, su última película estrenada, (no canta pero si juega al basket), enseña bien sus armas, armas que han hecho que veamos ya sobre su cabeza la corona que un día llevaron James Dean (y Tab Hunter), Troy Donohue, (los Bottons), Tom Cruise y Leonardo di Caprio.


La película, (buena), es en este caso lo de menos. Reconozco que entre plano y plano de Zac me he enterado de bastantes cosas, a pesar de que la verosimilitud de todo el artefacto camine sobre pies de barro, (y no por la tipología “Yo solía ser…” a la que la película “17” se adscribe). Pero si ignoramos deliberadamente esto y aceptamos lo tramposillo de la premisa, veremos que los personajes viven, las tramas están bien ardidas, las situaciones (cómicas) son acertadas, los diálogos brillantes y contiene algunos gags realmente tronchantes, (casi todos los que ven juntos a Ned, -un gran Thomas Lennon- y a Mike, (Zac).


La película es muy simple e inocente, no pretende ser más de lo que muestra, pero ejemplifica muy bien ese postmodernismo baldío de la actual década, que tan acertadamente resumió el gran Josito Montez el último lunes. Tal vez por ello, resulta simpático ver los homenajes más o menos velados a frutos de la postmodernidad como a la saga de Regreso al futuro, a Big, a Viceversa y a algunas películas de John Hughes, (lógicamente, las que menos).


El final está muy bien resuelto, siempre utilizando en la puesta en escena el recurso de los breves flash del pasado que vuelven en el momento presente, lo más notable de la película, y te deja con una sensación de melancolía de los 17 años.

Para los temerosos diré que a pesar de la Disney, de Zac Efron, del color rojo en todo, la única concesión a la horrenda franquicia High School Musical es un número, casi al final del metraje, que se localiza en la pista de una cancha de baloncesto, (e incluye a dos locas anabolizadas).


Una película óptima para disfrutar solo, en compañía de tú pareja, de un amigo, de tú grupo de amigos o de todo la familia y si es en una situación tan absurda como la que me ha tocado a mí mejor.

NOTA ¿Por qué en el cartel español le han quitado las Ray ban a Zac?

7 comentarios:

Josito Montez dijo...

Me ha encantado este artículo, toda una confesión de "guilty pleasure". El propio Zac es un placer culpable en sí mismo.

P.D.: Querido Lord, le ruego no se pierda el artículo de mañana en mi blog.

Eduardo Fuembuena dijo...

Querido Montez,

Me alegro de que le haya divertido mi artículo, en el que solo llego a una conclusión coherente: 17 es el post-modernismo lo que el cine de Lucas y Spielberg, (y compañía) fue en la postmodernidad. Pero la película no merece más quebraderos de cabeza...

Acabo de terminar de ver la Venus Imperial, película del gan Jacques Delannoy con la Lolo en todo su esplendor, (hace 50 años). La película es maravillosa una de las colinas doradas del camp y uno de los infiernos de la peversidad. Ademas todos y todas están buenos. Se la recomiendo mucho.

Ah! y su artículo no nos lo perderíamos por nada de este mundo.

Que duerma usted bien.

Lord Alfred.

Justo dijo...

Pues apunto la sugerencia, y me alegro, porque ya había algo en la promoción de esta película que no me disgustaba del todo..

Eduardo Fuembuena dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eduardo Fuembuena dijo...

Hola Justo,

La película es como un pastelito que se mete en al boca y se difruta.

Saludos

Silvia M. Vicente dijo...

estoy pendiente de encontrarla en el "lugar alternativo", me has puesto ganas de verla!!

Eduardo Fuembuena dijo...

Es divertida y está bien hecha además Zac está buenísimo.